Historia

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En el año 1935, los únicos colegios secundarios a los que podían concurrir los alumnos de esta zona eran los de Capital Federal y Adrogué. Por lo tanto era necesario crear un colegio normal y comercial en Lomas de Zamora, para seguridad de padres y alumnos que habitaban la zona. Muchos niños quedaban en sus casas, por no tener dónde completar sus estudios.

El diario “La Unión” fue quien trató el tema e inició una campaña para lograrlo. El señor Carlos Mentruyt, digno vecino de la zona, escribió al diario para informar que luego de haber leído el artículo advirtió la necesidad de crear una escuela secundaria y que lo lograría con la ayuda desinteresada de algunos vecinos.

Así fue que en 1936 se fundó el Instituto, que en honor a su padre llevo el nombre de Antonio Mentruyt. Funcionó en una casa alquilada y remodelada en la calle Meeks 429, en Lomas de Zamora. La dirección estuvo a cargo del profesor Waldo Nocera, la vice dirección por la señora Laura Mentruyt.

Por una necesidad social, en el centro de Lomas de Zamora y siguiendo los lineamientos de la Institución ya conocida, se fundó en el Instituto Antonio Mentruyt N°2. En este corto tiempo se ha adaptado a las necesidades y demandas de la comunidad, brindando una formación integral del alumno.

A comienzos del año 1997, el Instituto adquiere un edificio (Almirante Brown 2705, Temperley), que después de remodelarlo y adaptarlo a las necesidades de los alumnos, pasa a ser un lugar donde funcionó el establecimiento que se encontraba en la calle Meeks.

A partir también de este año y buscando estrategias de actualización, se implementó el tercer ciclo de la EGB en ambos establecimientos, según lo que establece la Ley Federal de Educación. En el año 2000 completó la EGB incorporando el primer y segundo ciclo en el establecimiento de la calle Laprida 681, donde continúa funcionando.

Por una necesidad de la Institución, a partir del año 2002 se unifican los dos establecimientos, en el edificio del Instituto Mentruyt antes mencionado, ubicado en la calle Laprida.

El mundo le dice permanentemente a los jóvenes que los ideales no existen, que las utopías han muerto y pretende sumergirlos en un camino de diversión hasta morir. Un colegio hoy es un reaseguro en contra de aquellos a quienes les convine que los jóvenes no piensen, no se eduquen, no sean libres, no sepan elegir bien.